El segundo premio de la Lotería en el sorteo de ayer repartió 2,5 millones entre vecinos de la localidad de Bergara
Las precipitaciones llegaron ayer a Bergara acompañadas
de un chaparrón de euros. La localidad resultó agraciada con el segundo
premio de la Lotería Nacional que recayó en el número 57.230 y que dejó
2,5 millones de euros repartidos en un centenar de décimos de 12 euros.
El dueño de cada uno de ellos percibirá 25.000 euros.
Las diez series de diez billetes fueron repartidas por la
administración de loterías número 2 de Peñalba, propiedad de Pilar
Múgica, de cuyas ventanillas se calcula salieron unos setenta billetes
de dicho número, que se vende desde hace muchos años. Los casi treinta
billetes restantes fueron distribuidos en el barrio del Bolu por el
restaurante Azpeitxi. De los 18 años de vida que tiene el
establecimiento, nada menos que 17 lleva abonado al mismo número, como
recordaba su fundador, Ignacio Beldarrain. «Más vale tarde que nunca. Es
la primera vez que el número nos da un premio importante. Hasta ahora
el máximo habían sido los tres últimos».
Ignacio sonreía ayer con facilidad porque en su cartera
estaba depositado uno de los 27 décimos que despacharon en la barra del
establecimiento. «De las tres series creó que devolvimos a Peñalba sólo
tres décimos».
No era el único que no podía contener la alegría porque
su hija Olatz, al frente del popular restaurante de
Arane Erreka nº 13,
la cocinera Toñi Cureses, y las camareras Dorleta Mauleón y Lourdes
Inza, también resultaron afortunadas con el mismo premio.
«Hoy el trabajo no se nos ha hecho tan duro», señalaba
Olatz. «Nos hemos enterado cuando estábamos en plena faena para servir
una quintada. Sobre la una y media ha llamado un cliente habitual
diciendo que le había tocado; se había enterado por el teletexto».
Están seguros que sus décimos han sido muy repartidos.
«Se han vendido de uno en uno y la mayoría a los vecinos de Bolu.
Calculo que en el barrio se han quedado unos veinte billetes».
A media tarde, los agraciados realizaron un descanso para
brindar con una copa de champán. Y tras el sorbo, volvieron de nuevo al
tajo. «Tenemos cenas por la noche y hoy no vamos a tener tiempo de
celebraciones. Ya buscaremos otro día», coincidían en señalan los cinco
afortunados, que todavía no habían hecho planes para el pellizco de
euros. «Servirá para tapar algunos agujeros. La verdad es que no hemos
tenido tiempo de pensar en caprichos, pero alguno caerá», dijeron.
Por la tarde esperaban que algunos de los clientes
premiados se dieran una vuelta por el local. «La mayoría es gente que
jugaba todas la semanas aunque no tenemos abonados, así que cualquiera
puede haber comprado el número».
La felicidad les hacía soñar en voz alta. «Que la fortuna
vuelva en Navidad porque jugamos con el mismo número. Seguro que este
año vendemos más décimos».
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